lunes, 5 de diciembre de 2011

Días grises

Los días de lluvia son particularmente difíciles de llevar para La Maga. La veo tumbada, meditando vaya uno a saber qué, rumiando cuestiones que ya parecían resueltas. No le pregunto qué le pasa, porque siempre se convierte en una larga explicación que no explica nada. Y tampoco es necesario: la pregunta sería meramente cortesía (y de alguna forma yo ya sé por dónde anda su cabecita).
Los días grises dejan a La Maga más vulnerable. Es una tentadora invitación a revisar lo que no fue, lo que pudo ser, lo que podría haber sido.


Tal vez, detrás de toda esta selva de contradicciones, yo tengo una infinita, inmensa, inconmensurable capacidad de amarlo como nunca nadie podría, o como nunca imaginó. No lo idealizo, sólo me aferro a ciertas partes que se animó a mostrarme. Me atrevo a asomarme al infierno que busca esconderme. Yo le brindo todo lo que soy: esto y todo lo contrario.

Espero que mañana brille el sol y La Maga deje por un día de dar vueltas en círculos (aunque aquí, entre nosotros, yo sé que ella sabe que tal vez eso que perdió era precisamente lo que siempre anduvo buscando... pero igual la secundo: es el paquete completo o nada).
La verdad, no sé cómo hacerle entender que estas cuestiones distan mucho de una computadora, y no hay punto de restauración. Lo mejor sería que juntara los pedacitos y siguiera adelante... pero La Maga es tan obstinada a veces!!

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