sábado, 11 de agosto de 2012

Reverberante everness

Y los puntos suspensivos se prolongaron. Casi casi me alcanza otra vez octubre envuelta en el sonido blanco de su mutismo. Los tal vez y los hubiera no dejan de aguijonear el hoy. Tan difícil exorcizarlo como evitar que el pensamiento involuntario se llene de él. Sabio, el tiempo ha hecho decantar el ayer, dejando romas las últimas palabras. Insignificancias aún lo traen de vuelta y lo perpetúan tal y  como en aquellos días. Imposible reemplazarlo, difícil llenar su vacío, porque nadie da su talla en una búsqueda absurda: no hay dos... Ensayo un puente de palabras, mezcla de disculpas e indulgencia, para cruzarlo y que se descuelguen todas esas cosas que pensamos, ansiamos -tal vez entre líneas- y quedaron truncas. Me es tan fácil imaginarlo recortado en cada espacio frente a mí que por momentos tengo la certeza de que aquí es a donde pertenece. Evoco la cadencia mansa de su voz y hasta creo adivinar qué diría. Lo extraño, lisa y llanamente; lo busco sin atreverme a encontrarlo. Y no hay remedio. Lo que vio no le gustó. Pero no es lo único. Ni es todo.


"Si él pudiera olvidar su mente frente a vos, sé que su corazón te diría que sí".

2 Conejos de la galera:

Anónimo dijo...

Mi querida Maga, Después de conocerte un tiempo por tus escritos, atisbo imprudentemente a argumentar un prologo a tus idealizados sentimientos hacia el, y no puedo evitar pensar que tal vez ese auto impuesto ostracismo del que haces mención encarna una postura imperativa de trémula rigidez que impávidamente emerge efervescente de su innata inmadurez; e inmersa en contradicciones propias a su naturaleza y no pocamente en engaños ocultos justificadas. Tu amor adverso a cualquier decepción no da la razón a tu cabeza y tu corazón se ahoga en un pasado fulguroso envuelto en la obsecuencia del resplandor que dejo en tus ojos la luz de sus palabras al dormirse en tus retinas aquellas madrugadas noctámbulas, y así y todo tanta nostalgia fagocita tu orgullo e inexplicablemente no encuentra la razón de tanto sufrimiento. Un segundo sin un fin, un perdón esperanzador, un tal vez que aun no fue y todo sigue igual sin el.
Hora tal ves de terminar el mito y enterrar el pasado obsecuente, para que tu vida pueda encaminar el destino en un nuevo amanecer lleno de bríos esperanzadores que te ayuden a sacar de tu ser definitivamente todo.
Un nuevo sol te espera que las lágrimas de tus recuerdos no le hagan sombra.
Con todo mi cariño lo mejor para vos maga

La Maga dijo...

Es el mismo consejo que me repito, estimado Anónimo. Mas no sé dónde reside en mí el último bastión de resistencia (aunque lo presiento). La cabeza sabe, pero el corazón se resiste: sin el punto final, se niega a avanzar, y mientras tanto la incertidumbre horada el resto del camino. Porque a pesar de todo, imperceptible, contra todo veredicto y diagnóstico, una certeza se empeña en abrirse paso a la vez que sentencia "es él".

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