Ah! Esos ojos negros, casi espejados -y tan tristes!-, estanques abismales donde caerse no tiene fin... Desde esos ojos, despeñaderos de tu mirada esquiva, emana una luz singular, sobreviviente del desaliento. Desconozco los caminos que te han traído por acá, a través de fuego y hiel, pero puedo captar las señales intermitentes que enviás desde tu desasosiego. Y aunque sé que ese sueño que aún te sostiene e impulsa, no me incluye, mis brazos están abiertos y mis labios prestos para sostenerte, o sacudirte la ira mientras estés de paso -nuevamente- por aquí... bienvenido.
Maga, nada de esto te resulta conocido? Parece que buscaras piedras idénticas para tropezarte adrede. Qué tienen de particular esos ojos? Qué?!